El suelo pélvico durante el embarazo
A medida que avanza el embarazo y el bebé va creciendo, nuestro suelo pélvico soporta cada vez más peso y es fácil que se debilite. Las hormonas presentes durante el embarazo, como la relaxina, hacen que todos los ligamentos y músculos sean cada vez más laxos y débiles, afectando también al suelo pélvico.
Además, otros cambios como el estreñimiento que a menudo sufren las mamás embarazadas contribuyen al debilitamiento del suelo pélvico.
¿Suelo pélvico debilitado?
Si estás embarazada quizás hayas empezado a notar algunos cambios que indican que tu suelo pélvico se está debilitando. Como pérdidas de orina o de gases al hacer esfuerzos, pesadez o congestión a nivel genital y en las piernas y otras molestias como dolor lumbar o en el abdomen.
Un suelo pélvico debilitado puede dificultar el parto y perjudicarnos tras él, facilitando que haya disfunciones como incontinencias o prolapso en el postparto. Por lo que es esencial fortalecer el suelo pélvico durante el embarazo para prevenir estas disfunciones.
Suelo pélvico hipertónico
Por otro lado, un suelo pélvico demasiado fuerte y poco elástico también puede ser perjudicial durante el embarazo. Es frecuente que si el suelo pélvico de la mamá tiene demasiada tensión pueda sentir dolor en relaciones sexuales y molestias a nivel del coxis, en el abdomen y en la zona lumbar. Un suelo pélvico con demasiada tensión, o hipertónico, puede dificultar el parto, haciéndolo más largo y costoso tanto para la mamá como para el bebé.
En estos casos, es frecuente que las mamás sufran lesiones perineales como los desgarros o que incluso necesiten intervenciones como episiotomía u otras técnicas. Mejorar la elasticidad y flexibilizar el suelo pélvico será clave par que el parto sea un proceso más fácil y podamos evitar estas lesiones obstétricas.