Retención de líquidos en el embarazo
Debido a los cambios que sufre el cuerpo de las mamás durante el embarazo, es muy habitual que aparezca retención de líquidos, que nos acompañará durante todo el embarazo. La hinchazón puede empezar a notarse desde las primeras semanas del embarazo, haciéndose cada vez más evidente hasta las últimas semanas. Además, esta inflamación puede causar molestias como dolor, pesadez, calambres e incluso favorecer la aparición de varices.
Causas de la retención de líquidos
La vuelta de la sangre desde las piernas hasta el corazón es, en todas las personas, una lucha contra la gravedad. En situaciones normales, la fuerza de succión del corazón y el bombeo de la musculatura de las piernas suele ser suficiente. Sin embargo, durante el embarazo, este retorno venoso se ve complicado por el aumento de volumen y peso del útero. A medida que avanza el embarazo el útero va comprimiendo los principales vasos sanguíneos que conducen la sangre de las piernas al corazón, haciendo que la circulación sea más lenta y costosa.
Además, el aumento de la hormona progesterona durante el embarazo, hace que las paredes de las venas estén más relajadas, contribuyendo a que la sangre se acumule en los vasos sanguíneos.
Estos dos problemas se suman al aumento de sangre que se produce. Durante el embarazo el volumen de sangre aumenta hasta un 40%, lo que supone alrededor de 2 litros adicionales, que complican la circulación
Zonas más afectadas
Las zonas más afectadas suelen ser las piernas y pies, pudiendo aumentar hasta una talla al final del embarazo. Los síntomas principales son: pesadez, dolor, picor e incluso calambres nocturnos.
La zona genital también suele ser de las más afectadas, debido al que la circulación en la pelvis está comprometida. Pueden notarse síntomas como pesadez o dolor en la zona genital y en la vulva. Incluso pueden aparecer varices vulvares, que pueden aumentar las molestias y sensación de dolor.
Otras zonas, como las manos o la cara también pueden verse afectadas por la hinchazón.