¿Por qué tratar la cicatriz de cesárea?
La cesárea es una cirugía mayor en la que se seccionan más de 7 capas de distintos tejidos, entre ellos 4 músculos del abdomen. Después de una cesárea, las mujeres hacemos de todo menos mantener el reposo, puesto que con un bebé recién nacido al que necesitamos atender y tener cerca se vuelve una tarea casi imposible, por lo que la cicatrización de la cesárea no suele ser la mejor.
Es importante tener unos buenos hábitos y cuidados para favorecer la cicatrización, pero es esencial tratar la cicatriz una vez esté curada para recuperarla del todo. Es muy común que alguna o varias de las capas que se ven afectadas en un parto por cesárea cicatricen juntas creando adherencias. Estas adherencias hacen que cada plano no se pueda mover de manea independiente, de manera que se modifican las tensiones musculares en el abdomen, pudiendo dar lugar a dolor en el abdomen, la zona lumbar o la pelvis a medio y largo plazo. Además, estas adherencias hacen que la cicatriz esté más dura y engrosada pudiendo provocar molestias como tirantez o dolor sobre la cicatriz, además de suponer un factor a tener en cuenta a nivel estético.
Después de una cesárea es necesario volver a recuperar la sensibilidad en la zona, tratar la cicatriz para volver a dar elasticidad a los tejidos y hacer una recuperación progresiva del abdomen para lograr una correcta recuperación postparto. Está cicatriz afecta en especial al útero pudiendo generar dificultades a la hora de buscar un nuevo embarazo y supone más riesgo durante otros embarazos, por lo que tratarla cuanto antes es fundamental.